sábado, 2 de julio de 2011

Hace 50 años, en Bolivia: Las amas de casa hacen historia

Escrito por Cecília Toledo   
Jueves 30 de Junio de 2011
Este 2011 las mujeres trabajadoras tienen una fecha muy significativa para conmemorar: hace 50 años surgía en Bolivia el Comité de Amas de Casa de la Mina Siglo XX.

Una experiencia de organización de mujeres que entró en la historia de la clase trabajadora mundial como ejemplo de fuerza y capacidad de lucha de las mujeres, por más oprimidas que estén. Corría el año 1961, el país era obligado a soportar al gobierno de Paz Estenssoro; fue una época difícil, de hambre, miseria y desempleo en Bolivia.

“Las mujeres no podían quedarse tranquilas, viendo todas las luchas del pueblo para mejorar su propia condición”, cuenta Domitila Barrios de Chungara, nacida en los Andes bolivianos, mujer de un trabajador minero, madre de siete hijos y una de las dirigentes del Comité de Amas de Casa de la mina Siglo XX.
“Al principio teníamos la mentalidad con la que habíamos sido educadas, de que la mujer está hecha para la casa, para el hogar, para cuidar de los hijos y cocinar, y de que no tenemos la capacidad de asimilar otras cosas de tipo social, sindical o político, por ejemplo. Pero la necesidad nos llevó a organizarnos. Lo hicimos con mucho sufrimiento y ahora podemos decir que los mineros cuentan con un aliado más, un aliado que costó mucho sacrificio, pero que se convirtió en un aliado fuerte; como es el Comité de Amas de Casa, la organización que surgió primero en la Siglo XX y ahora existe en otras minas nacionalizadas”.

La empresa que controlaba la mina Siglo XX comenzó el año 1961 sin pagar los salarios a los mineros. Pasaron tres meses y nada. No había más comida, remedios, ropa para vestir… Y los mineros resolvieron organizarse para hacer una marcha hasta La Paz. “La marcha consistía en ir todos a pie, con sus esposas y sus hijos hasta la capital. Era una marcha muy larga, porque La Paz está bien lejos (335 km). Pero el gobierno se enteró de nuestros planes y nos atacaron antes. Detuvieron a nuestros dirigentes y los llevaron a la prisión en La Paz. Entonces sus compañeras fueron, una a una, a exigir que soltasen a sus esposos. Pero en La Paz las trataron de forma grosera y trataron de presionarlas, de detenerlas, de abusar sexualmente de ellas… Cada una que regresaba, volvía desmoralizada. Se reunieron en el Sindicato y comenzaron a quejarse, contando lo que había ocurrido con ellas. Y ahí surgió la idea: “Se en vez de ir así, cada una por su cuenta, nos unimos todas y vamos en conjunto a reclamar en La Paz, ¿qué ocurrirá? Tal vez podamos cuidarnos mutuamente y conseguir algo”.

Fue lo que hicieron. Se juntaron todas, incluso aquellas cuyo marido no estaba preso, cogieron a sus hijos y tomaron rumbo a la capital. Sin embargo, una vez más en La Paz, no tenían idea de donde ni a quien reclamar. Se enteraron de que en aquellos días se iba a realizar una reunión de ministros y que un representante de los trabajadores iba a participar en ella. Y ellas debían aprovechar esa oportunidad y apoyar el pedido del compañero al grito de “¡Libertad, libertad para nuestros maridos!”.

Las “barzolas” entran en acción

Y así fue. Sin embargo, en el mismo momento en que comenzaron a gritar, se llevaron una gran sorpresa. Otras mujeres de la ciudad comenzaron también a gritar, pero contra ellas, y a agredirlas con tomates, amenazando con robarles sus hijos para intimidarlas. Después supieron que eran mujeres que apoyaban al gobierno, conocidas como “barzolas”.

Las “barzolas” constituyen un capítulo triste de la historia de la mujer en Bolivia. Eran mujeres que los militantes del MNR (Movimiento Nacionalista Revolucionario) organizaron y que tomaron el nombre de María Barzola, pero que no cumplieron el papel que ella cumplió cuando pedía un tratamiento justo para los obreros. María Barzola era una mujer del poblado de Llallagua. En 1942 hubo una gran manifestación para pedirles un aumento de los salarios a los antiguos dueños de las minas, y ella se colocó en la línea de frente, con una bandera en las manos. Cuando se aproximaban a Catavi, donde estaba la gerencia de la mina, llegó el ejército y disparó contra la multitud, provocando una terrible masacre. María Barzola fue la primera en ser abatida, y por eso el lugar fue bautizado como “la pampa de María Barzola”.

Las “barzolas” de 1961 no tenían nada que ver con la Barzola ni con las otras mujeres que lucharon en 1942. En 1961, las “barzolas” del MNR se dedicaban a servir a los intereses de su partido, que estaba en el gobierno, y ayudaban a reprimir al pueblo. Servían como instrumento de represión. Por eso, en Bolivia existe un sentimiento de rencor contra las “barzolas”. Cuenta Domitila que en La Paz, cuando había un sector de la clase trabajadora que reclamaba algo, las “barzolas” los agredían usando navajas, machetes o látigos, y también atacaban a las personas que apoyaban la manifestación. En el Parlamento se quedaban de pie y cuando alguien hablaba en contra del MNR, les tiraban tomates u otros objetos para obligar a la persona a callarse la boca.
“Así, en vez de servir para promover a la mujer en Bolivia, ese movimiento servía simplemente como un instrumento de represión. Por eso, cuando alguien se vende al gobierno o hay una mujer-agente, en el poblado se dice: ‘No se meta con ella, es una barzola’. Es una pena que ese personaje histórico de nuestro pueblo haya sido tan desfigurado”, dice Domitila.

Después del enfrentamiento con las “barzolas”, las amas de casa permanecieron en La Paz y se declararon en huelga de hambre. Esa misma noche llegó San Román, el temido jefe de la policía a quien nadie se quería encontrar. Frente a él una de las mujeres se levantó, lo encaró y le dijo: “San Román, usted sabe muy bien que no tenemos armas para defendernos de sus verdugos. Pero si algo nos ocurre, vamos a saltar todos por los aires, en el mismo instante. Nosotras y vosotros vamos a volar, porque aquí solo disponemos de dinamita”. Ella abrió la bolsa y pidió un fósforo. Sin embargo, mientras que las compañeras le buscaban la cerilla, San Román y su grupo salieron corriendo.

El apoyo de los obreros de las fábricas

Después de aquella primera victoria, vino la segunda: los obreros de las fábricas cercanas declararon su apoyo a las amas de casa y las llevaron esa misma noche a descansar en la Federación Obrera. Ellas continuaban en huelga de hambre, y escribieron un documento pidiendo la libertad de sus compañeros, el pago de los salarios para los trabajadores, el abastecimiento de las pulperías (almacenes donde los mineros compraban alimentos) y que los hospitales tuviesen medicamentos.
“La huelga de hambre –cuenta Domitila- consistía en que las compañeras no podían tomar ningún alimento. Solamente líquidos. Y esto fue lo que hicieron durante diez días. Algunas estaban con sus hijos”. La huelga fue tan fuerte y causó tanta conmoción que llevó a los estudiantes universitarios a unirse a ellas y también a que los mineros de otras minas fueran para La Paz, para solidarizarse con las amas de casa. El gobierno, temeroso, tuvo que ceder: liberó a los mineros presos, la empresa pagó los salarios atrasados y llenó la pulpería de alimentos. Fue una gran victoria.

Nace el Comité de Amas de Casa

Las mujeres regresaron a la Siglo XX, pero no se sosegaron, pues llegaron a la conclusión de que era necesario organizarse para continuar luchando junto con sus compañeros. Hicieron propaganda por las calles, se reunieron y fundaron el Comité de Amas de Casa de Siglo XX. Eran sesenta mujeres.
“Sin embargo… ¡ustedes tenían que ver las carcajadas que, en ese momento, los hombres soltaron en nuestra cara! Decían: ¡las mujeres se organizaron en un frente! ¡Dejad que lo hagan! ¡Ese frente no va a durar ni 48 horas. Ellas mismas se van a encargar de destruirlo!”, cuenta Domitila. Pero no fue así. Sino todo lo contrario. La organización creció y jugó un papel muy importante, no sólo para las propias mujeres, sino para toda la clase trabajadora.

Al principio, no fue fácil. En la primera manifestación que hubo en la Siglo XX después de que ellas volvieran de La Paz, las dirigentes del Comité subieron al palco del Sindicato para hablar. Los hombres no estaban acostumbrados a escuchar a una mujer en sus asambleas. Y comenzaron a gritar: ¡Vuelve a casa! ¡Vete a cocinar!, y silbaban. Sin embargo, ellas estaban tan decididas y tenían tantas ganas de colaborar, que no desistieron. Lloraban de rabia y de impotencia, pero seguían adelante. Agarraron una máquina de escribir y lanzaron comunicados de apoyo a los trabajadores, al mismo tiempo que presionaban para que se leyesen en las emisoras de radio de los mineros, dando sus puntos de vista sobre la situación.

Decían, por ejemplo, que como esposas de los trabajadores, ellas no estaban de acuerdo con el programa económico implantado por el gobierno y hacían un llamamiento a todos los que pensasen lo mismo. Mandaban cartas al presidente y a los ministros, exponiendo sus puntos de vista. Mandaban cartas a la Federación de los Mineros y a la COB (Central Obrera Boliviana). Vigilaban la pulpería para comprobar si se trataba bien a las personas, si estaban los alimentos adecuados; visitaban las escuelas para ver si los niños/as estaban bien atendidos, probaban las meriendas escolares para ver si estaban en buen estado, se pasaban por el hospital para ver como se trataba a los enfermos, si había medicamentos y algodón. Recuerda Domitila:
“Ellas trabajaban mucho, eran incansables, pero también sufrían bastante. Una de nuestras compañeras murió en la segunda huelga de hambre, que la hicimos en 1963. Era la compañera Manuela de Sejas. Sus intestinos se secaron mucho; tuvieron que hacerle una cirugía y ella murió, dejando ocho hijos huérfanos. Muchas compañeras tuvieron abortos en huelgas de hambre. Otras tuvieron hijos muy anémicos”.

Varias de ellas se pusieron enfermas por todo lo que sufrieron, pero aún así no abandonaban su puesto. El Comité de Amas de Casa se encargaba de las guardias nocturnas, de cuidar de los bienes del Sindicato, como la sede, la emisora de radio y la biblioteca. “Algunas veces pillaban el micrófono de la radio sindical y nos hacían escuchar su voz, orientándonos”.
Represión y machismo

Todo esto llamó la atención del gobierno, y con la llegada de Barrientos en 1964, la vigilancia aumentó. En 1965 el dirigente de la COB Juan Lechín Oquendo fue preso y deportado para Paraguay. De inmediato detuvieron a varios dirigentes mineros, incluso los que se encargaban de la emisora de radio y del periódico del Sindicato. Y también atacaron al Comité de Amas de Casa. Identificaron a los mineros que estaban casados con las activistas y los deportaron a Argentina. A estos les decían: “A usted no le estamos deportando por un problema sindical o político, porque usted es un obrero honrado y trabajador, y estamos satisfechos con su trabajo. Sin embargo, no estamos contentos con el hecho de que usted le haya permitido a su esposa servir a intereses extranjeros”. Después de deportar al marido, expulsaban a las mujeres de sus casas, teniendo que mantener a sus familias ellas solas.

Domitila, que se entró en el Comité en 1963, cuenta que en aquella época las mujeres no tenían mucha solidaridad de los demás, ya que los hombres no veían la importancia de la organización de las mujeres, no querían entenderlo, les parecía fuera de lugar. El Comité también sufrió discriminación por parte de otras organizaciones femeninas, sobre todo de las mujeres cristianas. Éstas formaban el Movimiento Familiar Cristiano que odiaba a las Amas de Casa, las llamaban herejes e intentaban desacreditarlas ante la sociedad. Cansada de esto, Domitila fue a hablar con ellas.

“Les pregunté que si ‘¿acaso cuando un gobierno masacra a un pueblo no es justo denunciarlo?’. Y que si ellas estaban de acuerdo con las medidas económicas que el gobierno había adoptado. Al final les pregunté que si es que ante las cristianas el gobierno decía ‘bueno, éstas son cristianas, entonces tenemos que pagarles un salario mayor’, o si las medidas económicas nos afectaban a todos por igual. Y que si por amor al prójimo era justo unirnos y reclamar por derechos de los trabajadores. Entonces, ellas dijeron que sí, que yo tenía razón y decidieron adherirse al Comité”.

En relación a los hombres, Domitila piensa que cerca del 40% aún se resiste a que sus compañeras participen del movimiento. Algunos por miedo a perder el empleo, otros por miedo a recibir represalias, otros tienen miedo de que se hable mal de sus mujeres.
“Porque siempre, a pesar de nuestra conducta, a pesar de que los compañeros que están en la dirección nos respeten, aún hay gente que habla mal de nosotras, principalmente los que no nos comprenden, los que son machistas, la gente que dice que la mujer tiene que estar en casa y vivir solamente para el hogar, sin meterse en política. Esta gente anticuada siempre anda inventando historias. Por ejemplo, decían que éramos amantes de los dirigentes, que nos metimos en el Sindicato porque estábamos teniendo una aventura amorosa. Entonces, por temor a todo esto, muchos compañeros no dejan que sus mujeres participen en las manifestaciones, ni en el Comité, ni en nada, y ni siquiera que frecuenten el Sindicato. Sin embargo, para nosotras, el Sindicato es el local de reunión de la clase trabajadora, es más que un templo, es sagrado. Nos costó mucha sangre construir ese edificio. Y nosotras, en el Sindicato, nos reunimos para discutir problemas de la clase trabajadora y nuestros compañeros nos tienen que tratar como sus compañeras, sus aliadas, en el mismo plano que ellos, y no en un plano diferente”.

Domitila cuenta que algunas mujeres sólo participaban cuando ocurría algo muy especial. Por ejemplo, cuando convocaron la manifestación para exigir aumento de salario en 1973, cerca de cinco mil mujeres participaron. Y cuando regresaron a casa, muchas recibieron palizas de sus maridos, que les decían que ellas eran amas de casa y nada tenían que ver con política. La situación fue tan grave que al final el Comité decidió hablar por la radio:

“Aquellos compañeros que han agredido a sus esposas tienen que ser agentes del gobierno. Sólo así se justifica que estén en contra de que sus compañeras hayan pedido lo que por justicia nos corresponde. ¿Cómo es posible que se hayan irritado con la protesta que hicimos de forma conjunta y de la que todos salimos beneficiados?”.

De esta forma, el Comité fue progresando y conquistando autoridad en el calor de las luchas mineras de Bolivia durante los años 70. En 1973, Domitila y otras dos mujeres fueron elegidas delegadas del Comité de Amas de Casa para participar en el Congreso de Trabajadores de Huanuni, donde se reunieron quinientos mineros. Aunque a última hora las otras dos mujeres no pudieron salir de viaje y Domitila fue sola.

“Estuvimos un grupo alojado en un único cuarto, ya que no teníamos dinero para tener un cuarto cada uno. Nos dieron una sala en una escuela, con camas, y yo quedé en la parte que me correspondía. Todos mis compañeros respetaron mi condición de mujer casada y con hijos. Estábamos doce o trece en el mismo cuarto. Conversamos sobre los problemas de la clase trabajadora, contamos algunas anécdotas graciosas que nos habían ocurrido en congresos anteriores, y nadie me faltó al respeto. Mi compañero sabía que yo iba a estar en esa situación, y no desconfió de mí. Y así pude participar del congreso en nombre del Comité, llevando allí nuestra palabra”. 

1976 – “Lo que clama mi pueblo”

El pueblo boliviano amargaba al gobierno Banzer, que lanzó un paquete de medidas económicas brutal, desvalorizando la moneda, recortando los salarios y aumentando el costo de vida. En el Primero de Mayo se realizó un Congreso en Corocoro con representantes de todos los sindicatos mineros. El Comité de Amas de Casa de la Siglo XX envió a dos representantes, así como el Comité de Amas de Casa de Catavi. En este Congreso se repudiaron las medidas económicas del gobierno y se declaró la solidaridad con los presos políticos y los exiliados. Se exigieron mejores salarios, el pago de indemnizaciones para quienes quedaban enfermos por trabajar en las minas. También se incluyeron las reivindicaciones de las mujeres. Las viudas de los que morían en las minas sólo recibían la pensión por cinco años y, si volvían a casarse, la perdían. La exigencia era que la pensión no se retirase.

La participación de las mujeres en el Congreso de Corocoro fue muy importante. Domitila en su primera intervención dijo que las mujeres estaban contentas por el hecho de que los obreros pudieran realizar el Congreso, aun habiendo sido prohibido por el gobierno. Y que los hombres tenían que tener en cuenta que no estaban solos en esta lucha, porque en cada casa somos todos explotados por el patrón, porque todo el trabajo que hacemos en la casa no es reconocido y sería un error pensar que solamente el trabajador asalariado es explotado; su familia también lo es. Y apeló a que el Congreso votase un documento que fuese beneficioso para toda la clase trabajadora, tanto para los hombres como para las mujeres.

El discurso de Domitila fue retransmitido por radio y la invitaron a dar una charla en una escuela de la región. Después de la charla los alumnos decidieron que ella debería hablar con sus madres. “Acepté y marcamos día y hora, y cuando llegué allí estaban ellos, con sus madres y sus padres. Fue una reunión muy buena, donde se organizó el Comité de Amas de Casa de Corocoro, cuya presidenta era una cholita”.

En realidad, esa fue una de las propuestas aprobadas en el Congreso: la organización de Comités de Amas de Casa en todas las minas. Sin embargo, de inmediato el gobierno desató una tremenda represión contra los trabajadores, muchos dirigentes fueron presos, y otros deportados. El Comité de Amas de Casa de la Siglo XX fue ocupado por las mujeres nacionalistas (defensoras del gobierno), que lanzaban manifiestos en su nombre y ofrecían ayudas de estudio para los niños, como forma de destruir la lucha. Incluso algunas de las secretarias del Comité colaboraron con esas mujeres, que querían transformarlo en una organización nacionalista para apoyar al gobierno. De esta forma, el Comité de Amas de Casa de la Siglo XX fue destruido. Después de haberse convertido en una forma de organización de las mujeres para luchar, cuando la lucha fue reprimida, la clase trabajadora perdió también el Comité.

Esta experiencia tan rica y que nos deja tantas lecciones a las mujeres trabajadoras está completando medio siglo. Aunque parece que fue ayer, por el vivo relato de Domitila, una de las grandes dirigentes mujeres que la clase trabajadora ya tuvo y que sirve de inspiración para todas las mujeres revolucionarias de hoy. El testimonio completo de Domitila, del cual hemos citado algunos trechos, se encuentra en su autobiografía titulada “Si me permiten hablar”, escrita por Moema Vizzer y editada por primera vez en 1977. Cerramos este artículo de homenaje a Domitila, con las palabras finales de su relato:
“Mi pueblo no está luchando por una conquista pequeña, por un poquito de aumento de salario aquí, un pequeño paliativo allí. No. Mi pueblo se está preparando para expulsar para siempre del país al capitalismo y a sus sirvientes internos y externos. Mi pueblo está luchando para llegar al socialismo. Yo afirmo eso. Y no me lo estoy inventando. Fue proclamado en un Congreso de la COB: ‘Bolivia sólo será libre cuando sea un país socialista’. Y cualquiera que dude eso, cuando tenga la oportunidad de venir a Bolivia se convencerá de que es esto lo que clama mi pueblo”.

Hoy con 74 años, Domitila vive en Cochabamba, en una casa simple en un barrio humilde de Hayrakasa, con cuatro de sus siete hijos (los demás ya fallecieron). En 1980, cuando volvía de Dinamarca, donde participó de la Conferencia de Mujeres, se le prohibió la entrada en Bolivia debido al golpe de Estado de García Meza. Pasó todo el tiempo que estuvo en el exilio denunciando el régimen militar de su país y solidarizándose con los trabajadores. Sin tener la menor idea de lo que había pasado con su familia, retornó en 1982, y descubrió que su padre y su hermana habían fallecido.

Domitila, una de las 1000 mujeres que ya fueron propuestas para recibir el premio Nobel de la Paz en 2005, esposa de un trabajador minero y madre de siete hijos, nació el 27 de mayo de 1937 en la mina Siglo XX, en Potosí, Bolivia. Enfrentando el machismo como mujer, la discriminación como indígena y pobre, supo dedicar cada minuto de su vida a la lucha por un mundo mejor para los trabajadores y los pobres. “Con mi lucha quiero dejar para las futuras generaciones la única herencia realmente válida: un país libre y justicia social”. La última información que tuvimos de Domitila era que estaba internada en un hospital de Cochabamba.
Traducción: Raul Alberich

viernes, 27 de mayo de 2011

Manifestaciones del 15M, palizas de la Policía y 19 detenidos por no ser...

Cuba: la polémica se amplia

Escrito por Eduardo Almeida Neto   
Viernes 27 de Mayo de 2011
El debate sobre la situación cubana va, cada vez más, a dividir aguas en la izquierda latinoamericana. La LIT-CI ha publicado recientemente una declaración sobre Cuba en la que llama a la solidaridad con el pueblo cubano. Este documento ha generado duras respuestas por parte de los sectores castristas.

Una de ellas nos llamó la atención, la del PCB (Partido Comunista Brasileño), que está firmada por dos militantes que afirman ser estudiantes y vivir en la Isla.

La respuesta tendría la ventaja de partir de un elemento a favor (militantes que están viviendo en Cuba) para darle cierta autenticidad. Desgraciadamente, todo el texto está repleto de las peores características del estalinismo: falsificaciones grotescas para intentar ganar la discusión.

Estuve en Cuba en 1996. No fue ni con una delegación oficial ni dependiendo de los favores del gobierno cubano. Creo que la izquierda latinoamericana debería viajar y ver lo que pasa en la isla para posicionarse con claridad. Es decir, para hacer lo que el citado texto de los militantes del PCB pretende esconder, comprobar lo que está ocurriendo en Cuba actualmente.

Una cubana me contó en ese viaje que el pueblo cubano piensa que toda la “izquierda latinoamericana” apoya al gobierno. Las contradicciones en la isla se están profundizando y pueden ocurrir explosiones semejantes a las de Europa del Este. Es importante que todos se preparen para enfrentar ese desafío, o una nueva ola de desencanto abatirá a la izquierda en el continente, como aconteció en el este europeo.
 
¿El PCB apoya 500 mil despidos?

El hecho más importante del último congreso del PC cubano fue el despido de 500 mil empleados públicos. Y esto es sólo el principio, pues están previstos 1,3 millones de despidos. Lo cual iguala dichas resoluciones a la dureza de los planes neoliberales del FMI que se están aplicando en todo el mundo. En realidad, supera a la mayoría de ellos, ya que afecta al 10% del total de la fuerza de trabajo cubana (cinco millones).

Este hecho es denominado en el documento de los militantes del PCB como “redistribución, y no despidos, como insiste erróneamente la LIT, de los trabajadores en los diferentes sectores de la economía”. Que tendría, según el PCB, el objetivo de “disminuir la burocracia del Estado”.

Como no puede justificar lo injustificable, el PCB falsifica la realidad. Esas 500 mil personas están siendo invitadas a trabajar por cuenta propia o a unirse a cooperativas, con grandes posibilidades de fracaso en una economía en crisis. Esto va a tener enormes consecuencias sociales y políticas. Se trata de un ataque brutal contra los trabajadores cubanos, nuestros hermanos de clase. La actitud del PCB es incluso más grave que la de la CUT y la de Fuerza Sindical, que se callaron al respecto de los cuatro mil despidos en las obras de Jirau. El PCB defiende los despidos, solidarizándose con los patrones, el gobierno cubano.
 
El PC Brasileño contra el igualitarismo

Un segundo hecho de enorme impacto social y político ha sido el fin de la cartilla de racionamiento. La “libreta” ha ido siendo reducida año tras año, hasta el punto que ya no correspondía ni a las necesidades alimenticias de una semana en la vida de un cubano. Y ahora se acabó.

Raúl Castro, en el discurso dado ante el congreso del PC Cubano, realizó un ataque contra la libreta por su “nocivo carácter igualitarista”.

Esto lo previó la declaración de la LIT, que decía: “la mayoría de los productos que hacían parte de la libreta de abastecimiento han sido eliminados, al mismo tiempo que se anuncia el fin de la propia libreta”.

El PCB repite a Castro: “Esto realmente ha ocurrido, sin embargo, los productos han sido redireccionados a los sectores sociales más desfavorecidos. El fin del igualitarismo es una de las metas a corto plazo, ya que no se trata de un principio socialista. Si es un hecho que la sociedad cubana presenta hoy niveles de desigualdad (en proporciones abismalmente distintas de cualquier sociedad capitalista), es deber del Estado socialista buscar el rescate del equilibrio. Éste es uno de los actuales objetivos. La libreta puede en un futuro dejar de ser universal para atender más y mejor a los que más lo necesitan”.

O sea, el PCB se solidariza con el “fin del igualitarismo” citado por Raúl Castro y concuerda con el fin de la libreta. Aunque dice que es para “el rescate del equilibrio” y para ayudar a “los que más lo necesitan”.

En una primera fase de la transición al socialismo no se puede llegar al objetivo estratégico socialista de “a cada uno según su necesidad, de cada uno según su capacidad”. A esta meta únicamente se puede llegar en una situación de abundancia, producto de una planificación internacional de la producción socializada. Sin embargo, la búsqueda del igualitarismo –de la reducción de las desigualdades- sí que es una meta de la transición al socialismo.

Esto no tiene nada de nocivo, en el caso de que el objetivo sea realmente el socialismo. Pero este no es el caso de Cuba con la restauración del capitalismo. Ahí el principio aplicado es otro: la distribución determinada por el mercado, según el dinero de los que pueden comprar.
 
¿El PCB defiende un salario medio de 18 dólares?

El PCB admite que el salario de los cubanos es de 18 dólares, aunque después intenta justificar este absurdo: “El salario mínimo es de cerca de 400 pesos cubanos, que equivalen a los 18 dólares relatados en el texto de la LIT. Sin embargo, lo esencial que omite es el poder adquisitivo real del peso cubano internamente. Ejemplifiquemos. El kilo de arroz y de frijoles cuesta 2 pesos cubanos, que equivalen a 15 centavos del real brasileño para el cubano”.

Es decir, los cubanos realmente ganan poco. Incluso menos de lo que admite el PCB, ya que es el salario medio, y no el mínimo, el que es de 18 dólares. Sin embargo, según el PCB, los cubanos gastan aun menos para vivir. Esto es simplemente una mentira más. No es posible encontrar nada por esos precios en los “mercados oficiales”. Lo que sí existen en todos los barrios son los “shoppings”, que son supermercados, pequeños o grandes, donde se venden los mismos productos que en cualquier establecimiento semejante de un barrio popular brasileño. Y semejantes son también los precios, prohibitivos para los cubanos, que ganan salarios que están en torno a 30 reales brasileños.
 
¿Existe un Estado obrero en Cuba?

Para el PCB las medidas del gobierno cubano están al servicio de reforzar el socialismo: “A través del control del Estado sobre las principales empresas estratégicas, de la planificación de la economía y del mantenimiento de las conquistas más importantes de la revolución en las áreas de la salud, la educación, el arte y la cultura, y la producción de ciencia y tecnología, Cuba puede resistir a tal contraofensiva”.

La primera discusión es si continúa existiendo un Estado obrero en Cuba o no, exactamente porque esas premisas tildadas por el PCB como obvias, sencillamente ya no existen.

Una economía en transición al socialismo, incluso en medio de dificultades, produce en grandes empresas estatales, de forma planificada, para satisfacer las necesidades de la población. Su relación con el mercado mundial –continua fuente de tensiones debido al dominio imperialista- es realizada de forma centralizada por el Estado. Por lo tanto, un Estado obrero se caracteriza por la planificación económica, por el monopolio del comercio exterior y por la propiedad estatal de las empresas.

La planificación de la economía fue abolida en julio de 1992. En la misma época se eliminó el monopolio del comercio exterior, y el comercio pasó a realizarse directamente por las empresas.

Los sectores más importantes de la economía cubana fueron privatizados. Hoy el polo más dinámico es sin lugar a dudas el turismo, que se encuentra en manos de multinacionales europeas, como los grupos Sol y Meliá. Desde 1994 la producción de azúcar ya se encontraba, según datos del propio gobierno cubano, con cerca del 80% en manos de cooperativas privadas. La empresa estatal telefónica cubana (ETECSA) fue privatizada incluso antes que la Telebrás en Brasil, en forma de “empresa mixta”. Fue traspasada para el grupo mejicano Domus y después para una subsidiaria de la italiana Telecom. El grupo europeo Altadis comercializa los puros cubanos, y la empresa francesa Pernord Ricard controla el ron cubano Habana Club.

La economía cubana produce para el mercado desde que se dio la restauración del capitalismo, de la misma forma que en China. El marxismo define al Estado a partir de las relaciones de propiedad que defiende. El Estado cubano defiende esas nuevas relaciones, por lo que debe ser caracterizado como un nuevo Estado burgués.
 
La pérdida de las conquistas

Es evidente que la isla aún mantiene algunas de las conquistas que fueron producto de la revolución. Los índices sociales cubanos son mejores que los de muchos países imperialistas. Esto demuestra lo que consigue una economía estatizada y planificada, a pesar de la burocracia. Sin embargo, esas conquistas están claramente en retroceso con la restauración del capitalismo y, ahora, con las decisiones del congreso del PC Cubano.

Cuando estuve en Cuba converse mucho con la gente. Como soy del área de la salud, entré en un Hospital de La Habana y hablé con un médico de urgencias, que hacía un trabajo similar al que hago yo en hospitales de São Paulo. Me recibió muy bien, me enseñó con mucha pena la situación en la que trabajaba, sin materiales básicos, y con los pacientes teniendo que traer sus propias sábanas para las camillas. Finalmente me contó cuanto ganaba: ocho dólares en aquella época. Al preguntarle cómo vivía, me respondió que alquilaba un cuarto para turistas en su casa, y me preguntó si no quería quedarme yo allí también.

Alrededor de los hoteles en Cuba hay una legión permanente de prostitutas. Un síntoma gravísimo de los males del capitalismo. Ningún militante de izquierda, que aún tenga algo de revolucionario en sus venas, puede evitar indignarse con esa realidad.
 
¿El régimen de Cuba es un ejemplo?

En Cuba existe una dictadura, la cual aún mantiene bases sociales en un sector restringido de la población. Esa dictadura es repudiada por la mayoría del pueblo cubano. Basta conversar con la gente en la calle, siempre que sea fuera de la vista de los miembros del PC o del Estado. Una dictadura que tiene en los Comités de Defensa de la Revolución (instalados en cada manzana) una especie de delegación de la policía política local.

Conversé con una obrera de una fábrica de carteras de cuero que recibía seis dólares mensuales en aquella época. Le pregunté por qué no había huelgas en Cuba y me respondió que el sindicato estaba directamente ligado al dueño de la fábrica. Si alguien protestase sería despedido, preso y nunca más conseguiría empleo.

Según describe el PCB: “La presencia en las asambleas no es obligatoria, sin embargo es difícil estar en una en la que no exista al menos un representante por familia. Hasta los niños tienen derecho a expresarse, y lo hacen bastante”. Yo estuve en una de esas “asambleas populares”. Se trataba de una reunión de unas ochenta personas, de las que quince participaban y las otras asistían como una formalidad, por obligación.

Pregunté el motivo y más tarde supe que si no frecuentan las “asambleas”, las personas pueden ser denunciadas por los CDRs. Es por esto que estaban allí, de la misma forma que son obligadas a participar de las “marchas” y “manifestaciones”.

Entre las quince que participaban estaban vecinos descontentos que denunciaban la situación realmente terrible de un edificio que, como muchos en La Habana, ya se había caído en parte y amenazaba con derrumbarse por completo. Los representantes del PC no dieron respuesta alguna a las demandas y concluyeron eligiendo a su delegado.
 
Censura en los medios de comunicación

Según el PCB, en lo que se refiere al acceso a la información en el país, “es verdad que el Granma es el órgano de información oficial del Partido Comunista Cubano, que se distribuye en todo el país. Sin embargo, el/la autor/a del texto se olvidó de informar sobre las otras decenas de publicaciones especializadas, políticas, culturales y de ocio publicadas en todo el país por organizaciones populares, en las cuales las críticas y autocríticas al proceso revolucionario son frecuentes, casi cotidianas… Desgraciadamente, tal vez no pudo aprovechar los debates con especialistas cubanos y de otros países sobre la situación en Oriente Medio, que hubo en el programa Mesa Redonda, que a diario enfoca temas de importancia nacional e internacional en horario de máxima audiencia”.

Es decir, según el PCB, no es verdad que exista una censura brutal en Cuba. Existen debates, críticas y autocríticas, una verdadera democracia no sólo en la prensa, sino también en la TV y “sin propaganda comercial”.

Sí, existen muchas publicaciones y programas de TV. El Granma es el único periódico diario. Y todas las otras opciones, rigurosamente todas, de acuerdo con la política del PC cubano. Por ejemplo, no ha existido ningún programa en el que se pueda asistir a una crítica al apoyo de Cuba a asesinos y genocidas como Gadafi o Assad.

Preguntamos a los autores del artículo: ¿estaríais de acuerdo en que el PSTU presentase esas críticas a Fidel en la TV cubana? ¿O incluso en el periódico Granma? ¿O estáis de acuerdo con la dictadura de partido único en la isla? ¿Estáis de acuerdo con la prohibición de que partidos como el PSTU o el PSOL existan hoy en Cuba?

A pesar de que tengáis acuerdo con la amplia mayoría de las posiciones del PC cubano, no estáis completamente de acuerdo en todo. Recientemente el PCB ha publicado una dura crítica al presidente Chávez por haber entregado a la policía colombiana al periodista Javier Pérez Becerra, director de la agencia de noticias ANCOLL. Fidel ha mantenido el más absoluto silencio sobre el tema.

¿Estaríais de acuerdo en exigir que fuese leída vuestra declaración en la TV cubana? ¿Y haríais en un tono lo más fraternal posible la crítica al comandante Fidel por su inadmisible silencio?

Opino que no haríais eso. Si eso ocurriese, quedaría demostrado que sabéis que el reino del debate, de la crítica y la autocrítica no existe. Se trata simplemente de una fantasía más al servicio de la defensa de una dictadura estalinista. Desgraciadamente, una defensa hecha también con métodos estalinistas.

Fuente: Opinião Socialista nº 423, Mayo 2011 

Traducción: Raul Alberich

miércoles, 25 de mayo de 2011

Congreso del PST vota su vuelta a la LIT-CI

Escrito por PST-Honduras   
Martes 24 de Mayo
Luego de una separación de 17 años, el Partido Socialista de los Trabajadores de Honduras, PST ha votado en el Congreso Extraordinario “Nahuel Moreno” su reincorporación a la Liga Internacional de los Trabajadores, Cuarta Internacional (LIT-CI). Dicho acto tuvo lugar en la ciudad de Tegucigalpa, los días 14 y 15 de mayo, con la representación de la Unidad Socialista de los Trabajadores (UST) de El Salvador y del Movimiento al Socialismo (MAS) de Costa Rica, ambas secciones de la LIT-CI.
A este hecho, le antecede un proceso de acompañamiento y trabajo conjunto de varios meses y un proceso simultáneo de estudio y discusión de los documentos centrales de la corriente. En este Congreso se discutieron desde las “Tesis sobre la situación mundial” hasta los documentos sobre moral revolucionaria, elaborados por la LIT-CI, los cuales reflejan la tradición de la corriente dirigida por Nahuel Moreno, sobre cuyos principios hemos caminado durante todos estos años.
Para el PST, que desde su fundación, en 1986, se vinculó a la LIT, esta decisión no es sino el “regreso a casa”, de donde nunca debimos salir, sin importar las dificultades de aquel momento en que el principal partido de la corriente (el MAS de Argentina) explotó. Desde aquél momento, nuestro partido ha venido desarrollando experiencias regionales cada vez más débiles hasta caer durante un breve período en el “nacional trotskismo”.
Pese a todas estas dificultades, somos la única organización de izquierda en el país -estructurada con prensa permanente- que superó  la crisis de los noventas y, cuando el movimiento popular se reorganizó a lo largo de la década anterior, estuvimos en todo momento junto a las masas acompañando todos los esfuerzos, especialmente, en la organización de la Coordinadora Nacional de Resistencia Popular (CNRP), que se distinguió por su método de democracia interna e independencia de clase. Este espacio tuvo su mejor momento con la organización de los Paros Cívicos, a mediados de 2008, y fue la base organizativa del Frente Nacional de Resistencia Nacional FNRP.
Hemos acompañado en todos los niveles las luchas magisteriales, obreras, estudiantiles y del sector campesino, lo cual nos ha dejado experiencias difíciles, como la muerte del compañero Edikson Lemus, dirigente de la Central de Trabajadores del Campo (CNTC), cuyo asesinato todavía sigue impune. En marzo del año pasado, asesinaron a un ex compañero, el profesor José Manuel Flores Arguijo, en su centro de trabajo, y actualmente tres de nuestros compañeros del sector estudiantil sufren la persecución del régimen en la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán, pretendiendo su expulsión.

¿Por qué volvemos?

Nuestro retorno a la LIT-CI significa fundamentalmente dos cosas. La primera y más importante es la muestra más palpable que no estamos perdidos ni metodológica ni estratégicamente, que estamos claros en la necesidad de superar la crisis de dirección del movimiento obrero mundial, mediante la construcción de la Cuarta Internacional y movilizar a la clase trabajadora en su lucha contra el imperialismo, hasta el triunfo de la revolución socialista internacional y la implantación de la dictadura revolucionaria del proletariado.
La segunda la explica mejor un poeta centroamericano, el salvadoreño Roque Dalton, que escribe: “Gracias a ti, Lenin, aprendimos que los partidos se construyen a imagen y semejanza de los mejores hombres y cuando eso no es así, es necesario volver a empezar”. Por eso, para nosotros es también una reorganización, con una nueva cantera de jóvenes revolucionarios desde una experimentada corriente internacional; es una seria apuesta al futuro, que nos garantice dar la mejor respuesta a la situación que atraviesa la lucha de clases en nuestro país, en la región y en todos los rincones del mundo en donde nos construimos o tenemos influencia. Con esto, no dejamos dudas de nuestra fuerza moral forjada en todos estos años, pese al relativo aislamiento internacional, y nos volvemos partícipes del gran ascenso que la LIT-CI experimenta en Centroamérica y en el mundo, lo cual coincide plenamente con la situación revolucionaria, caracterizada por la disposición de lucha de las masas.

 Las luchas en el mundo

El desequilibrio del sistema capitalista a nivel mundial sigue, y no hay política que lo estabilice. A ese episodio asiste el nuevo movimiento obrero que no se comió el cuento del fin de la historia: no hay punto del planeta en donde las masas no hayan dado la pelea. En todos los continentes, el fantasma del comunismo sigue rondando. Las razones son objetivas y, pese a la crisis de dirección, sus triunfos son notorios, la revolución en curso del mundo árabe es una gran muestra de ello. Asimismo, la región latinoamericana está despertando del trance de la reacción democrática, y vuelve a cerrar el puño contra los gobiernos populistas que mientras reparten las últimas sobras de su renta, entregan la riqueza a las transnacionales.
El caso más emblemático es el castrismo que hace una comedia del socialismo cuando la política votada por el VI Congreso del Partido Comunista en el mes pasado, es eminentemente capitalista por más que lo niegue el propio Raúl Castro. En la práctica, Cuba             hace mucho tiempo abandonó el programa socialista, la pérdida de las conquistas de la revolución están a la orden del día y no hay fuerza que lo detenga. Definitivamente es la antítesis de lo que debemos entender por socialismo y el mundo lo está viendo.    

 La realidad hondureña

En este momento, la resistencia vive una situación decisiva en su lucha contra el régimen golpista encabezado por Pepe Lobo, la que incorpora elementos de trascendencia latinoamericana, por la importancia que esta región tiene para el imperialismo, máxime, en esta etapa en la cual los gobiernos frente populistas se tambalean ante las presiones de sus amos recolonizadores. Ese mismo papel ha jugado José Manuel Zelaya, al orientar desde el propio día del golpe una lucha pacifista que no pusiera en precario la institucionalidad burguesa, impidiendo así, a toda costa un desborde insurreccional que se saliera de control, con la complicidad de un importante sector de la conducción del Frente Nacional de Resistencia.
Lógicamente, con las elecciones del 29 de noviembre de 2010, la incorporación de algunos ex dirigentes populares en el gobierno y el reconocimiento tácito del propio Zelaya al gobierno espurio de Lobo, el programa real de la resistencia se limitó a buscar su cupo en la política de reacción democrática que impulsa el imperio y la propia burguesía hondureña. Lo cual deja evidenciado el rol contrarrevolucionario de un gran sector de la dirigencia del Frente Nacional de Resistencia. A esto se suma la vergonzosa colaboración del presidente de Venezuela, el populista Hugo Chávez, en contubernio con uno de los principales peones del imperio gringo en América Latina, el señor Juan Manuel Santos, presidente de Colombia. Todo esto no nos sorprende, porque siempre hemos sabido que esperar de todos estos dirigentes y hemos dado la pelea política en todos los espacios, tanto de dirección, como de base.

La construcción de un partido revolucionario

Ante tal realidad, nos permitimos reafirmar que nunca fue tan importante reivindicar la independencia de clase y la construcción de un partido revolucionario, que oriente a las masas para superar la traición de los reformistas y burócratas estalinistas que han visto en esta maniobra la gran oportunidad de camuflajear la política electorera –expresada en la exigencia de ser reconocidos como fuerza política- que no pudieron imponer en la gran asamblea nacional del FNRP, en aquel momento con la formación del frente amplio electoral. Desarrollada el 26 y 27 de febrero del presente año, votó la recuperación de la lucha en las calles, que se había convertido, después de las elecciones, en un calendario conmemorativo, inofensivo para el régimen.
Nuestra tarea es la denuncia de esta traición y la propuesta de un programa revolucionario para la región y sabemos que desde la Liga Internacional de los Trabajadores nuestro esfuerzo será prolífero. Tal vez para nosotros esto signifique un camino lleno de desafíos, pero será también una oportunidad de contribuir a la organización de la clase trabajadora mundial.
Si esto es así, todo sacrificio será poco y la obra de Trotsky, Moreno y todos los revolucionarios que entregaron todo su esfuerzo a hacer realidad las enseñanzas del mejor momento de la Tercera Internacional, plasmados luego en el Programa de Transición, finalmente rendirá los frutos que la humanidad espera.