miércoles, 25 de mayo de 2011

Congreso del PST vota su vuelta a la LIT-CI

Escrito por PST-Honduras   
Martes 24 de Mayo
Luego de una separación de 17 años, el Partido Socialista de los Trabajadores de Honduras, PST ha votado en el Congreso Extraordinario “Nahuel Moreno” su reincorporación a la Liga Internacional de los Trabajadores, Cuarta Internacional (LIT-CI). Dicho acto tuvo lugar en la ciudad de Tegucigalpa, los días 14 y 15 de mayo, con la representación de la Unidad Socialista de los Trabajadores (UST) de El Salvador y del Movimiento al Socialismo (MAS) de Costa Rica, ambas secciones de la LIT-CI.
A este hecho, le antecede un proceso de acompañamiento y trabajo conjunto de varios meses y un proceso simultáneo de estudio y discusión de los documentos centrales de la corriente. En este Congreso se discutieron desde las “Tesis sobre la situación mundial” hasta los documentos sobre moral revolucionaria, elaborados por la LIT-CI, los cuales reflejan la tradición de la corriente dirigida por Nahuel Moreno, sobre cuyos principios hemos caminado durante todos estos años.
Para el PST, que desde su fundación, en 1986, se vinculó a la LIT, esta decisión no es sino el “regreso a casa”, de donde nunca debimos salir, sin importar las dificultades de aquel momento en que el principal partido de la corriente (el MAS de Argentina) explotó. Desde aquél momento, nuestro partido ha venido desarrollando experiencias regionales cada vez más débiles hasta caer durante un breve período en el “nacional trotskismo”.
Pese a todas estas dificultades, somos la única organización de izquierda en el país -estructurada con prensa permanente- que superó  la crisis de los noventas y, cuando el movimiento popular se reorganizó a lo largo de la década anterior, estuvimos en todo momento junto a las masas acompañando todos los esfuerzos, especialmente, en la organización de la Coordinadora Nacional de Resistencia Popular (CNRP), que se distinguió por su método de democracia interna e independencia de clase. Este espacio tuvo su mejor momento con la organización de los Paros Cívicos, a mediados de 2008, y fue la base organizativa del Frente Nacional de Resistencia Nacional FNRP.
Hemos acompañado en todos los niveles las luchas magisteriales, obreras, estudiantiles y del sector campesino, lo cual nos ha dejado experiencias difíciles, como la muerte del compañero Edikson Lemus, dirigente de la Central de Trabajadores del Campo (CNTC), cuyo asesinato todavía sigue impune. En marzo del año pasado, asesinaron a un ex compañero, el profesor José Manuel Flores Arguijo, en su centro de trabajo, y actualmente tres de nuestros compañeros del sector estudiantil sufren la persecución del régimen en la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán, pretendiendo su expulsión.

¿Por qué volvemos?

Nuestro retorno a la LIT-CI significa fundamentalmente dos cosas. La primera y más importante es la muestra más palpable que no estamos perdidos ni metodológica ni estratégicamente, que estamos claros en la necesidad de superar la crisis de dirección del movimiento obrero mundial, mediante la construcción de la Cuarta Internacional y movilizar a la clase trabajadora en su lucha contra el imperialismo, hasta el triunfo de la revolución socialista internacional y la implantación de la dictadura revolucionaria del proletariado.
La segunda la explica mejor un poeta centroamericano, el salvadoreño Roque Dalton, que escribe: “Gracias a ti, Lenin, aprendimos que los partidos se construyen a imagen y semejanza de los mejores hombres y cuando eso no es así, es necesario volver a empezar”. Por eso, para nosotros es también una reorganización, con una nueva cantera de jóvenes revolucionarios desde una experimentada corriente internacional; es una seria apuesta al futuro, que nos garantice dar la mejor respuesta a la situación que atraviesa la lucha de clases en nuestro país, en la región y en todos los rincones del mundo en donde nos construimos o tenemos influencia. Con esto, no dejamos dudas de nuestra fuerza moral forjada en todos estos años, pese al relativo aislamiento internacional, y nos volvemos partícipes del gran ascenso que la LIT-CI experimenta en Centroamérica y en el mundo, lo cual coincide plenamente con la situación revolucionaria, caracterizada por la disposición de lucha de las masas.

 Las luchas en el mundo

El desequilibrio del sistema capitalista a nivel mundial sigue, y no hay política que lo estabilice. A ese episodio asiste el nuevo movimiento obrero que no se comió el cuento del fin de la historia: no hay punto del planeta en donde las masas no hayan dado la pelea. En todos los continentes, el fantasma del comunismo sigue rondando. Las razones son objetivas y, pese a la crisis de dirección, sus triunfos son notorios, la revolución en curso del mundo árabe es una gran muestra de ello. Asimismo, la región latinoamericana está despertando del trance de la reacción democrática, y vuelve a cerrar el puño contra los gobiernos populistas que mientras reparten las últimas sobras de su renta, entregan la riqueza a las transnacionales.
El caso más emblemático es el castrismo que hace una comedia del socialismo cuando la política votada por el VI Congreso del Partido Comunista en el mes pasado, es eminentemente capitalista por más que lo niegue el propio Raúl Castro. En la práctica, Cuba             hace mucho tiempo abandonó el programa socialista, la pérdida de las conquistas de la revolución están a la orden del día y no hay fuerza que lo detenga. Definitivamente es la antítesis de lo que debemos entender por socialismo y el mundo lo está viendo.    

 La realidad hondureña

En este momento, la resistencia vive una situación decisiva en su lucha contra el régimen golpista encabezado por Pepe Lobo, la que incorpora elementos de trascendencia latinoamericana, por la importancia que esta región tiene para el imperialismo, máxime, en esta etapa en la cual los gobiernos frente populistas se tambalean ante las presiones de sus amos recolonizadores. Ese mismo papel ha jugado José Manuel Zelaya, al orientar desde el propio día del golpe una lucha pacifista que no pusiera en precario la institucionalidad burguesa, impidiendo así, a toda costa un desborde insurreccional que se saliera de control, con la complicidad de un importante sector de la conducción del Frente Nacional de Resistencia.
Lógicamente, con las elecciones del 29 de noviembre de 2010, la incorporación de algunos ex dirigentes populares en el gobierno y el reconocimiento tácito del propio Zelaya al gobierno espurio de Lobo, el programa real de la resistencia se limitó a buscar su cupo en la política de reacción democrática que impulsa el imperio y la propia burguesía hondureña. Lo cual deja evidenciado el rol contrarrevolucionario de un gran sector de la dirigencia del Frente Nacional de Resistencia. A esto se suma la vergonzosa colaboración del presidente de Venezuela, el populista Hugo Chávez, en contubernio con uno de los principales peones del imperio gringo en América Latina, el señor Juan Manuel Santos, presidente de Colombia. Todo esto no nos sorprende, porque siempre hemos sabido que esperar de todos estos dirigentes y hemos dado la pelea política en todos los espacios, tanto de dirección, como de base.

La construcción de un partido revolucionario

Ante tal realidad, nos permitimos reafirmar que nunca fue tan importante reivindicar la independencia de clase y la construcción de un partido revolucionario, que oriente a las masas para superar la traición de los reformistas y burócratas estalinistas que han visto en esta maniobra la gran oportunidad de camuflajear la política electorera –expresada en la exigencia de ser reconocidos como fuerza política- que no pudieron imponer en la gran asamblea nacional del FNRP, en aquel momento con la formación del frente amplio electoral. Desarrollada el 26 y 27 de febrero del presente año, votó la recuperación de la lucha en las calles, que se había convertido, después de las elecciones, en un calendario conmemorativo, inofensivo para el régimen.
Nuestra tarea es la denuncia de esta traición y la propuesta de un programa revolucionario para la región y sabemos que desde la Liga Internacional de los Trabajadores nuestro esfuerzo será prolífero. Tal vez para nosotros esto signifique un camino lleno de desafíos, pero será también una oportunidad de contribuir a la organización de la clase trabajadora mundial.
Si esto es así, todo sacrificio será poco y la obra de Trotsky, Moreno y todos los revolucionarios que entregaron todo su esfuerzo a hacer realidad las enseñanzas del mejor momento de la Tercera Internacional, plasmados luego en el Programa de Transición, finalmente rendirá los frutos que la humanidad espera.

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