Escrito por Gabriel Massa |
Martes 17 de Mayo de 2011 21:19 |
Repudiamos el asesinato de Bin Laden por Estados Unidos. Esta acción de la división Seal de la marina de Estados Unidos es una nueva expresión de la prepotencia imperialista. La misma con la que todos los gobiernos yanquis han actuado desde que robaron un enorme pedazo de territorio a México en el siglo XIX. Y viola una vez más la soberanía de Paquistán, con plena complicidad de las serviles autoridades de ese país. La justificación de que este crimen se cometió para vengar los atentados del 11 de septiembre de 2001 es de un cinismo extremo, teniendo en cuenta que desde entonces tropas estadounidenses han ocupado Afganistán e Irak, asesinando a millones de niños, mujeres y hombres inocentes. Esta acción comando se hizo a escondidas y matando a gente desarmada. El presidente de EE.UU. justificó las torturas al reconocer que se llegó a Bin Laden gracias a datos recabados bajo tormento. Eso muestra para qué sirve el Premio Nobel de la Paz que le otorgaron a Obama al principio de su mandato: para lavarle la cara a quien en los hechos continúa con los crímenes imperialistas. ¡Por algo George Bush aplaudió el asesinato de Bin Laden como un gran triunfo contra el terrorismo! Al mismo tiempo, este acto terrorista de Estados Unidos es un intento de afirmar su autoridad en una región donde viene sufriendo graves retrocesos: derrota en Irak, empantanamiento en Afganistán, oleada de revoluciones en el mundo árabe que derrocan o amenazan a dictadores que son piezas más o menos importantes de su dominio. También representa un intento de recuperar prestigio dentro de EE.UU. por parte de Obama. Se trata de un presidente profundamente debilitado e impopular, debido a una política que busca sostener y salvar a los banqueros y empresarios que provocaron una de las crisis más graves de la historia. Para ello profundiza la caída del empleo y el salario y ataca conquistas populares básicas, como la educación y la salud pública y los planes de ayuda a los sectores más pobres y desprotegidos. ¿Por qué ahora? Para analizar en profundidad el significado de este hecho, hay que tomar en cuenta que Bin Laden no ha cumplido ningún rol –por más mentiras que repita Kadafi de que Al Qaeda inspira la rebelión en Libia- en la actual ola revolucionaria que sacude al Medio Oriente. Esto confirma lo que siempre hemos dicho de Bin Laden y su organización desde la LIT-CI: representa una corriente burguesa, en un tiempo manejada por la CIA (cuando enfrentó a la ocupación de Afganistán por la URSS en los años ochenta) que, aunque luego se volvió contra Estados Unidos –igual que otros líderes burgueses árabes y ex agentes yanquis como Saddam Hussein-, es ajena y opuesta a los intereses de los trabajadores y los pueblos árabes y de todo el mundo. Y cuyas acciones terroristas siempre le han servido al imperialismo y sus aliados para justificar acciones represivas contra los pueblos. Si Bin Laden y Al Qaeda no eran parte de la rebelión árabe, el principal peligro que enfrenta el imperialismo hoy en el mundo, ¿por qué Obama eligió este momento para asesinar al líder terrorista? La explicación puede encontrarse en la búsqueda de una salida al menos “digna” a la guerra de Afganistán. George Bush metió a su país en la guerra contra el Talibán a principios de la década pasada, como luego lo haría en Irak, con el justificativo de la persecución al terrorismo y Al Qaeda, que supuestamente tenía su mayor santuario en la frontera entre Afganistán y Paquistán. En ese camino derrocó al gobierno de los Talibanes a los que consideraba socios de Bin Laden. Pero al igual que sucedió en Irak, la ocupación de Afganistán se ha vuelto un pantano de sangre en el que Estados Unidos se hunde cada vez más, con enormes costos financieros y sin éxitos políticos ni militares. Mientras que el Talibán, lejos de estar vencido, controla amplias zonas del país. Los yanquis necesitan empezar a retirar sus tropas de allí, como lo hicieron de Irak, para evitar una derrota clara y abierta. Al mismo tiempo, el gobierno de Estados Unidos necesita terminar con esa sangría, para poder concentrarse en contener la ola, hasta ahora imparable, de la revolución árabe. Por eso mismo, el gobierno de Obama ya había anunciado en el 2010 que comenzaría en julio de este año la retirada de sus tropas de Afganistán (aunque buscando un acuerdo negociado con los Talibanes y dejando bases militares, igual que lo hizo en Irak). Ahora Obama está presentando el asesinato de Bin Laden como un gran triunfo contra el terrorismo mundial. Y así convierte su propio acto terrorista en una gran cortina de humo, para ocultar las verdaderas razones que obligan a Estados Unidos a iniciar la retirada de Afganistán. |
martes, 17 de mayo de 2011
El asesinato de Bin Laden y la política imperialista
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